Tenemos una gata, la “Cósmica” y la maldita está en celos. Por la casa habían estado rondando hacia ya varias noches dos o tres gatos con la clara intención de poseerla mientras la linda jugaba a maullar toda la noche calentando el ambiente y haciendo cada vez más insoportable la situación.
Hoy con mi mujer tuvimos el privilegio de verla en pleno acto sexual con un enorme y desagradable gato negro, que con pinta de trasnochado y actitud de bohemio procedió a poseer a nuestra pequeña minina. Nuestros ojos al principio asombrados observaban impávidos como en el patio de la casa de al lado, el apareamiento se realizaba sin ningún pudor, mientras alrededor dos o tres especimenes gatunos contemplaban la situación con cara de pretendiente que llegó tarde al proceso de la conquista.
Terminado el acto copulativo, nuestra ya desvirginada gatita fue abordada por un segundo secuaz que sin pensarlo ni pedir permiso intento abordarla, pero esta vez los gritos míos y una pelota con misión de misil hicieron lo suyo salvando a nuestra felina de una segunda actividad sexual frente a nuestras mismas barbas.
La Andrea de un solo puntete procedió a entrarla. Flaca, cochina, hedionda, hambrienta y caliente. Sin mas que decir, y sin ningún sentimiento de culpa procedimos a bañarla (con agua caliente, no se preocupe). Varios rasguños, una garra clavada y una mordedura trajo como consecuencia el acto de purificación que pensamos puede evitarnos un nuevo trasnoche, como el que hemos vivido por estos días.
Afuera el gato negro, como Pedro por su casa se ha instalado en la reja a esperar a su nueva noviecita. El perla mientras realiza esta digna misión de cortejo les sonríe a los otros rufianes que giran y maúllan desconsoladamente. El escobazo no lo pudo evitar, así que nuestro Romeo gatuno tuvo que, sin más que decir, apretar raudo sus pasos.
Por mientras la gatita, ya a esta altura toda una hembra se seca al lado de la estufa. Mientras mi mujer la mira desconsoladamente. No lo puede creer.
En la calle vuelven a escucharse los mininos que vienen a ofrecer su virilidad de invierno, mientras yo término de escribir estas palabras y miró de reojo por las cortinas esperando el momento exacto para dar nuevamente el segundo golpe, que ojala esta vez acierte medio a medio en la cara del oscuro y hambriento gatito, y nos permita dormir ante el desconsuelo de nuestra cósmica que a esta altura deberíamos empezar a llamarla astronauta del sexo y la conquista. Nos vemos.
(La de la foto es la gatita, antes de la escenita de hoy, claro está)
Hoy con mi mujer tuvimos el privilegio de verla en pleno acto sexual con un enorme y desagradable gato negro, que con pinta de trasnochado y actitud de bohemio procedió a poseer a nuestra pequeña minina. Nuestros ojos al principio asombrados observaban impávidos como en el patio de la casa de al lado, el apareamiento se realizaba sin ningún pudor, mientras alrededor dos o tres especimenes gatunos contemplaban la situación con cara de pretendiente que llegó tarde al proceso de la conquista.
Terminado el acto copulativo, nuestra ya desvirginada gatita fue abordada por un segundo secuaz que sin pensarlo ni pedir permiso intento abordarla, pero esta vez los gritos míos y una pelota con misión de misil hicieron lo suyo salvando a nuestra felina de una segunda actividad sexual frente a nuestras mismas barbas.
La Andrea de un solo puntete procedió a entrarla. Flaca, cochina, hedionda, hambrienta y caliente. Sin mas que decir, y sin ningún sentimiento de culpa procedimos a bañarla (con agua caliente, no se preocupe). Varios rasguños, una garra clavada y una mordedura trajo como consecuencia el acto de purificación que pensamos puede evitarnos un nuevo trasnoche, como el que hemos vivido por estos días.
Afuera el gato negro, como Pedro por su casa se ha instalado en la reja a esperar a su nueva noviecita. El perla mientras realiza esta digna misión de cortejo les sonríe a los otros rufianes que giran y maúllan desconsoladamente. El escobazo no lo pudo evitar, así que nuestro Romeo gatuno tuvo que, sin más que decir, apretar raudo sus pasos.
Por mientras la gatita, ya a esta altura toda una hembra se seca al lado de la estufa. Mientras mi mujer la mira desconsoladamente. No lo puede creer.
En la calle vuelven a escucharse los mininos que vienen a ofrecer su virilidad de invierno, mientras yo término de escribir estas palabras y miró de reojo por las cortinas esperando el momento exacto para dar nuevamente el segundo golpe, que ojala esta vez acierte medio a medio en la cara del oscuro y hambriento gatito, y nos permita dormir ante el desconsuelo de nuestra cósmica que a esta altura deberíamos empezar a llamarla astronauta del sexo y la conquista. Nos vemos.
(La de la foto es la gatita, antes de la escenita de hoy, claro está)
4 comentarios:
te compró la gata...jajajajajaja...buena mario
Las felinas estilan cruzarse con varios gatos, por eso salen camadas tan variopintas, jiji
Estimado Mario, hasta ahora no nos habíamos topado con un acto de voyerismo felino tan bien documentado, felicitaciones, ¿vendran luego comentarios acerca de las acrobacias copulativas de algún can, ave o cualquier alimaña desafortunada, víctima en su fogosa naturaleza de tu ojo-espía inquisidor?
¡dejad copular sin espiar!
Atte. GLSA o Grupo de Liberación Sexual Animal
¿Por qué tu relato de la relación sexual libertaria de la virgen gata está tan llena de prejuicios? si los negros ya ganaron derechos en esta tierra que es de nadie y de todos... Mejor preocúpate de que Andrea esté más satisfecha... que si lo estuviera habría aplaudido la escena; en cambio insultó a la feliz gatita con términos que revelan más su envidia que su decepción de suegra gatuna...
Publicar un comentario