De verdad me daba miedo, a quien no. Las historias del Doctor Mortis. Mi madre vio muchas veces la ansiedad y el temor producto de esa música maldita que cual ejército de seres oscuros llegaban por la vieja radio Philips. También vieron mi cara de sádico espanto en la querida Cartagena, en aquel kiosco de cambios de revistas que junto con Batman y el amanerado de Superman sabían de las historias de este ser venido del mundo de las almas caídas y que nos soplaba al oído que la muerte podía aún ser mas terrible si Mortis se hacia presente.
Y ahora, cuando los avances de la tecnología y este mundo globalizado dejan atrás a los fantasmas y los seres de ultratumba, ahora Mortis vuelve a aparecer en gloria y majestad, hipertextualizado, cargado a los links y a los mp3, pero a fin de cuentas el mal. El mal que habita en cada uno de nosotros y del cual el Doctor Mortis es sólo un reflejo, una materialización de aquello que nos corrompe el alma antes, ahora y siempre.
Rendimos de esta forma un tardío, pero honesto homenaje a su creador: Juan Marino Cabello fallecido hace sólo un mes.
Y lo rendimos por tres.
Y ahora, cuando los avances de la tecnología y este mundo globalizado dejan atrás a los fantasmas y los seres de ultratumba, ahora Mortis vuelve a aparecer en gloria y majestad, hipertextualizado, cargado a los links y a los mp3, pero a fin de cuentas el mal. El mal que habita en cada uno de nosotros y del cual el Doctor Mortis es sólo un reflejo, una materialización de aquello que nos corrompe el alma antes, ahora y siempre.
Rendimos de esta forma un tardío, pero honesto homenaje a su creador: Juan Marino Cabello fallecido hace sólo un mes.
Y lo rendimos por tres.
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