Tan pero tan descontrolado fue lo de los chilenos en la semifinal que el escándalo que protagonizaron duró hasta altas horas de la noche, cuando 14 jugadores quedaron demorados dentro del estadio National por incidentes con la Policía. Incluso, 6 de ellos fueron esposados por la seguridad canadiense, entre ellos, el 14, Arturo Vidal.
Lo cierto es que la noche de Toronto fue caótica y con mucha desorganización. El partido fue muy caliente, sobre todo porque Chile abusó de la violencia en el juego. Cuando ya no quedaba patada por pegar, Vidal y compañía se la agarraron con el árbitro alemán Wolfgang Stark, de pésima labor: expulsó a dos chilenos (Medel y Currimilla), sacó 7 amarillas y les perdonó la vida a Vidal, Larrondo y Suárez, aunque también a los argentinos Yacob y Banega.
Tanto nerviosismo había en los chilenos que hasta el público intentó meterse en la cancha durante el propio partido, como el hincha que se ve en la foto queriendo agredir al juez alemán por echar a Currimilla y no a Yacob.
Tras el pitazo final, mientras Hugo Tocalli abrazaba y consolaba al chico Vidal, los incidentes se produjeron entre los jugadores de Sulantay y gente del cuerpo técnico contra la terna arbitral: hasta quisieron pegarle al línea Volker Wezel.
Lo más grave llegó luego del partido, cuando los chilenos salieron del vestuario y fueron hacia la zona mixta a realizar declaraciones a la prensa. Luego de unos minutos de lamentos por la posibilidad perdida de ir a la final, y tras cargar verbalmente contra el árbitro, salieron hacia el micro que los esperaba afuera.
Allí, la Policía estaba en plena disputa con familiares de los jugadores y con hinchas comunes y corrientes. El volante y capitán del equipo, Carlos Carmona (anoche no jugó por diferencias con el técnico) quiso intervenir para defender a los familiares de él que estaban peleando con la policía y fue ahí cuando, según contaron periodistas de ese país, miembros de seguridad le arrojaron gas pimienta. Acto seguido, todo el equipo se trenzó con la policía en un espectáculo peligroso y lamentable.
En medio de una feroz batahola, la seguridad les pegó a los jugadores, los tiró al piso y —siempre según periodistas de Chile— hasta les aplicó descargas de electroshock. Cerca de ese lugar, los periodistas argentinos eran retenidos en un corralito y los popes de FIFA eran sacados del estadio sin problemas.
Los jugadores argentinos fueron saliendo del lugar sin realizar declaraciones para no generar otro foco de conflicto. Tras la pelea, 14 futbolistas chilenos fueron demorados en un sector VIP del estadio y 6 terminaron esposados: Vidal, Carmona, Suárez, Toselli, Medel y Vidangossy.
Esta madrugada, un rumor ganaba en la delegación argentina: el partido por el tercer puesto entre Chile y Austria no se jugaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario