A partir del martes cumplire cuarenta años, quizás la mitad de mi vida, quizás no...quien sabe.
Hace casí un año atrás comence a escribir después de mucho tiempo de tener en silencio a mis manos...lo hice en el blog http://coyotesycorrecaminos.blogspot.com/.
Ahora cuando estoy pronto a cargar un año más en mi espalda quiero compartir con aquellos que pasen por este lado de la blogsfera lo que fue ese primer texto, ese que me trajo de vuelta después de tanto tiempo y que ahora leo y releo con emoción cuando los cuarenta se me vienen encima...
"El viejo ya sabe lo que va a pasar. Conoce la rutina, maneja los tiempos, ya no tiene fe. Mira de reojo pasar a los indiferentes de siempre. Y aunque es navidad, sabe que nada, nada cambiará.
Las pocas monedas que ha juntado en su vaso será su compañía para más tarde dirigirse al 777. El bar de San Antonio con la Alameda. Con su rojo gorro recorrerá a paso cansino las largas escalinatas hasta el tercer piso del anquilosado inmueble. Se dirigirá al mesón como ya lo ha hecho durante tantas noches y bajo la misericordiosa mirada de la Sra. Margarita pedirá la cañita de siempre.
Y mientras el local se llena de jóvenes universitarios ignorantes de conocimiento, de oficinistas con trajes grises y billeteras endeudadas, de parejas que juegan a amarse sin amar; el viejo se sentará en aquella esquina llena de escritos de ahora y de antes a mirar por la ventana las luces de San Francisco y de Avenida Santa Rosa.
Recordará otros tiempos, sus ojos se llenaran de días ya vividos y perdidos. Su respiración se hará más profunda cuando recuerde al hijo que ya hace diez años que no ve. Mojará los labios con el trago oscuro de aquel gris vaso que lo acompaña. Sus huesos, viejos igual que él se cansaran del tiempo vivido.
Tomará el vaso con cuidado, beberá hasta la última gota de vino, pasara su lengua por sus labios y en silencio comenzara el largo recorrido hacia ningún lugar. Como todas las noches, como toda la vida."
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