lunes, 13 de octubre de 2008

CAROL GILLIGAN Y LA MORAL DEL CUIDADO

Por estos días he podido conocer la visión de Carol Gilligan, feminista y psicóloga que es ampliamente conocida por su libro In a different voice: psychological theory and women's development.

Gilligan nos abre una puerta para dar cuenta que el desarrollo moral de ambos géneros, hombres y mujeres, es un proceso que se desarrolla mutuamente, pero que en el caso de las mujeres adquiere lo que la autora norteamericana llama la ética del cuidado, que no es sólo una mera referencia a una posible ética feminista sino que va más aún a un estadio más profundo rompiendo los viejos y tradicionales moldes sobre los cuales nuestra sociedad occidental ha construido sus categorías morales y definido el bien y el mal.

Esta mirada instala un nuevo paradigma que intenta dejar atrás la mirada de Jean Piaget y principalmente de Lawrence Kohlberg, permitiéndonos entrar a conocer una nueva perspectiva desde otros ojos, los ojos femeninos que no han escrito las historias oficiales y que no han contado con el poder que los hombres arrastramos hace ya tanto tiempo.

Les sugiero leerla, especialmente los hombres. Creo que nos abre una puerta que no habíamos nunca tenido frente a nuestras vistas, una puerta que nos abre nuevas esquinas en este mundo que necesita tanto removerse de sus arcaicas miradas y estructuras.

La podemos ver en http://www.youtube.com/watch?v=9NHdSVknB5Q
y escuchar en http://www.theconnection.org/shows/2002/05/20020510_b_main.asp

1 comentario:

Unknown dijo...

Está bueno tu enlace. Lo ineteresante, desde mi perspectiva, que se deriva de Gilligan son las consecuencias sociales de a "economía o ética del cuidado"... en la práctica las mujeres subsidian al Estado y el mercado con su trabajo como cuidadoras (trabajo doméstico y afectivo) que no es remunerado y no se cuenta fomalmente en los indicadores de productividad... es un trabajo invisible, no valorado, aunque muy necesario y que en las últimas décadas en que las mujeres han ingresado masivamente el mercado laboral, provoca sobecarga, altos niveles de estrés... nadie se hace cargo de eso, que a fin de cuentas afecta la salud física y emocional de las mujeres, sobre todo de las más probres... Recién se empieza a hablar de este temas... El Estado, sobre todo por el comportamiento demográfico que Chile está teniendo hacia el envejeciemiento de su población debiese pensar cómo compensar ese trabajo históricamente invisivilizado... por cierto mediante políticas ´públicas... La oferta de cuidado desde el Estado es muy limitada y debiese pensar cómo nos hacemos cargo de las actividades cotidianas, domésticas y de cuidado de manera colectiva, lo que en el caso de los varones involucra replantearse sus propios roles, la construcción de su propia masculinidad... Hay que hacer un reacomodo, pensándolo tanto desde la ética de la justicia como desde la ética del cuidado, y en ese sentido leer a guilligan es muy bueno para los varones... definitivamente lo recomiendo...
Katerin Barrales...