¿Se han sentido cansados?
Han sentido que los pies apenas se pueden, que el cuerpo se vuelve un estorbo y que la mente nos deja de lado por instantes eternos.
Que el genio se transforma en un infierno y que la intolerancia nos carcome desde el alma hasta la última célula. Y como si fuera poco aunque las ganas de parar y descansar son una necesidad de supervivencia, cuando se presenta la oportunidad la piel no nos responde…se queda ahí vivita y coleando, dando chapuzones y nos deja a la deriva con las neuronas a medio morir saltando y los músculos petrificados en suave dolor.
El cansancio de los cuarenta, del año que se paso corriendo día tras día, que se llevo las horas y los pedazos de vitrinas, de afectos, de colgajos de miedos e incertidumbres…
En el dvd Aznar en Brasil, mi mujer trabajando, la gata que se pasea como perra por su casa y la medianoche se acerca con cambio de gabinete incluido, mi hijo colgado de Internet, mi hija durmiendo ojala con el espíritu santo a su lado y mis manos que me dicen: para es hora de descansar.
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