Nunca las segundas partes fueron mejores que las primeras...esta no es la excepción
miércoles, 28 de abril de 2010
La Historia de las Cosas
Un video que vale la pena ver.Nos ayuda a"ver" y "entender" la realidad que nos rodea y que nos cuesta ver como funciona.
viernes, 23 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
La violencia escolar huele mal. Jaime Retamal Facultad de Humanidades de la Usach http://educacion.usach.cl
Es necesario advertir sobre algo sumamente serio que nos está pasando como país, a saber, la violencia escolar. Pero no se la considera como tal, lamentablemente y muy seguido, ni como violencia, ni menos como algo serio.
Como de costumbre, los primeros meses del año escolar, los medios de comunicación, nos muestran una más de las típicas historias de violencia que sufren miles de estudiantes en nuestros colegios. Aunque después sale de la agenda –hasta el próximo año- se les agradece sinceramente.
Hace rato que en los colegios las cosas no están bien. El embarazo adolescente, la obesidad, la drogadicción y el alcoholismo conviven con la violencia y con los saberes que la educación trata de instalar. El problema es que esos saberes han sido cooptados por una neurotización del currículum que sólo se concentra en rendir en comprensión lectora y razonamiento lógico, en vistas a –peor aún- el éxito en una medición estandarizada (SIMCE, PSU, PISA, TIMSS). Una educación completamente instrumentalizada para fines socio-económicos, que la verdad y seriamente no hemos discutido como ciudadanos si los queremos o no para nuestra sociedad y nuestra educación.
El problema –y no hay que ser genio para darse cuenta- es que la educación chilena entró hace rato en una dinámica de competición que la vuelve ciega a los problemas que también la educación podría ayudar a mejorar, por ejemplo, el aprender a crear una cultura de la paz, la integración y la convivencia democrática. En cambio, esta educación neurotizada se hace ciega a todo ese conjunto de saberes y habilidades que también siendo prácticos -pues tienen que ver con el saber vivir y convivir- son una completa pérdida de tiempo en esta mercantilización del conocimiento en la que está metido el sistema escolar chileno.
Y sin embargo, estamos al borde de ir de mal en peor.
Según la nueva Ley de Aseguramiento de la Calidad de la Educación, que por esta semana se discute con suma urgencia en el Congreso, un sostenedor de colegio o liceo no recibirá sanción alguna –la ley lo explicita en su artículo 4º- si no gestiona con un estándar de calidad la convivencia, el clima o el ambiente escolar. Sí que tendrá sanciones si le va mal en lenguaje y matemáticas, pero lo otro, es fácil interpretarlo, para la ley no es tan importante. No tendrá sanción y sólo se le orientará.
Por otra parte, según la Ley de Subvención Escolar Preferencial, los colegios para obtener recursos frescos, deben incluir en sus programas de mejoramiento educativo, la creación de un manual o reglamento de convivencia. ¿Cómo queriendo decir que con la creación de un manual se van a solucionar los problemas? Seguro que si las reglas son construidas de forma participativa, muchos de los problemas se podrían solucionar, pensarán los defensores de este normativismo legalista. La experiencia demuestra que ni un manual de convivencia ni esa declarada participación, solucionan los problemas.
Además, supimos a fines del año pasado, según una evaluación externa realizada a la Unidad Extraescolar del Ministerio de Educación, Unidad preocupada de producir un efecto positivo en el combate contra la violencia escolar, que lo realizado hasta ahora era completamente irrelevante y que lo mejor era cerrarla. Así de drástico.
Ante el oportunismo mediático, Joaquin Lavín, Ministro de Educación, anunció la vuelta al colegio de la PDI, amenazante, con rictus de tolerancia cero. Pero en verdad, no es novedad que la política pública optó –ya van años- por la criminalización de este fenómeno. Y en eso le llevan la delantera al Ministro. La alcaldesa de Huechuraba hace rato ya tiene pensado instalar detectores de metales a la entrada de los liceos. También, hace tiempo sabemos que hay programas con Carabineros encubiertos –como siendo un estudiante más- en los liceos de nuestro país (desde el 2007 en Quinta Normal, por ejemplo). Qué decir del programa “Pequeños detectives” impulsado por la PDI para que sean los mismos estudiantes, verdaderas brigadas, los que estén atentos y cumplan sus misiones de combatir el crimen, si no pregúntenle a la escuela Villa Las Nieves, al Instituto Sagrada Familia, o a la Escuela Hernando de Magallanes, todas de Punta Arenas, “exitosas” experiencias en esto. Joaquín Lavín es completamente extemporáneo, no porque esté fuera de este ADN criminológico, sino porque hace tiempo que lo “in” en la política pública para producir un efecto contra la violencia escolar es, en este país, reducirla a delito, crimen, y cuestión de seguridad ciudadana.
Debe informarse que los mismos que le hacen las encuestas de victimización a Paz Ciudadana, son los que las hacen para determinar la victimización escolar al Ministerio del Interior: hablamos de una licitación de 120 millones de pesos adjudicada a Adimark.
¿Qué han descubierto las investigaciones relevantes, en el mundo de las ciencias sociales y ciencias de la educación, que se aproximan científicamente al problema?
Philippe Vienne (2009) en Bélgica, demostró que la violencia escolar no debe ser criminalizada sino tratada desde un paradigma sociológico amplio que no reduzca el fenómeno a pura delincuencia. Ron Avi Astor en Israel y Rami Benbenishty en USA (2005) demostraron que el fenómeno se explica más por todas esas variables que circundan el contexto escolar que a aquellas denominadas intraescolares. Éric Debarbieux (2008) en Francia ha insistido desde hace tiempo que las intervenciones efectivas en violencia escolar no se deben reducir a factores individuales de riesgo sino a factores sociocomunitarios de protección. Y Walter Funk hace ya varios años en Alemania, ha demostrado mediante clusters que la violencia escolar está más asociada a procesos sociales que afectan el mundo escolar que a comportamientos de mala conducta individuales de los escolares.
En Chile, estamos preocupados de lenguaje y matemáticas, porque aprender a pensar, bailar, jugar, aprender un deporte, a argumentar, a debatir, a ponerse en contacto con la naturaleza, a bailar o aprender a tocar un instrumento musical, son saberes -obvio- menos importantes, no cuentan en la PSU.
Fuente: http://www.elmostrador.cl/opinion/2010/04/22/la-violencia-escolar-huele-mal/
Como de costumbre, los primeros meses del año escolar, los medios de comunicación, nos muestran una más de las típicas historias de violencia que sufren miles de estudiantes en nuestros colegios. Aunque después sale de la agenda –hasta el próximo año- se les agradece sinceramente.
Hace rato que en los colegios las cosas no están bien. El embarazo adolescente, la obesidad, la drogadicción y el alcoholismo conviven con la violencia y con los saberes que la educación trata de instalar. El problema es que esos saberes han sido cooptados por una neurotización del currículum que sólo se concentra en rendir en comprensión lectora y razonamiento lógico, en vistas a –peor aún- el éxito en una medición estandarizada (SIMCE, PSU, PISA, TIMSS). Una educación completamente instrumentalizada para fines socio-económicos, que la verdad y seriamente no hemos discutido como ciudadanos si los queremos o no para nuestra sociedad y nuestra educación.
El problema –y no hay que ser genio para darse cuenta- es que la educación chilena entró hace rato en una dinámica de competición que la vuelve ciega a los problemas que también la educación podría ayudar a mejorar, por ejemplo, el aprender a crear una cultura de la paz, la integración y la convivencia democrática. En cambio, esta educación neurotizada se hace ciega a todo ese conjunto de saberes y habilidades que también siendo prácticos -pues tienen que ver con el saber vivir y convivir- son una completa pérdida de tiempo en esta mercantilización del conocimiento en la que está metido el sistema escolar chileno.
Y sin embargo, estamos al borde de ir de mal en peor.
Según la nueva Ley de Aseguramiento de la Calidad de la Educación, que por esta semana se discute con suma urgencia en el Congreso, un sostenedor de colegio o liceo no recibirá sanción alguna –la ley lo explicita en su artículo 4º- si no gestiona con un estándar de calidad la convivencia, el clima o el ambiente escolar. Sí que tendrá sanciones si le va mal en lenguaje y matemáticas, pero lo otro, es fácil interpretarlo, para la ley no es tan importante. No tendrá sanción y sólo se le orientará.
Por otra parte, según la Ley de Subvención Escolar Preferencial, los colegios para obtener recursos frescos, deben incluir en sus programas de mejoramiento educativo, la creación de un manual o reglamento de convivencia. ¿Cómo queriendo decir que con la creación de un manual se van a solucionar los problemas? Seguro que si las reglas son construidas de forma participativa, muchos de los problemas se podrían solucionar, pensarán los defensores de este normativismo legalista. La experiencia demuestra que ni un manual de convivencia ni esa declarada participación, solucionan los problemas.
Además, supimos a fines del año pasado, según una evaluación externa realizada a la Unidad Extraescolar del Ministerio de Educación, Unidad preocupada de producir un efecto positivo en el combate contra la violencia escolar, que lo realizado hasta ahora era completamente irrelevante y que lo mejor era cerrarla. Así de drástico.
Ante el oportunismo mediático, Joaquin Lavín, Ministro de Educación, anunció la vuelta al colegio de la PDI, amenazante, con rictus de tolerancia cero. Pero en verdad, no es novedad que la política pública optó –ya van años- por la criminalización de este fenómeno. Y en eso le llevan la delantera al Ministro. La alcaldesa de Huechuraba hace rato ya tiene pensado instalar detectores de metales a la entrada de los liceos. También, hace tiempo sabemos que hay programas con Carabineros encubiertos –como siendo un estudiante más- en los liceos de nuestro país (desde el 2007 en Quinta Normal, por ejemplo). Qué decir del programa “Pequeños detectives” impulsado por la PDI para que sean los mismos estudiantes, verdaderas brigadas, los que estén atentos y cumplan sus misiones de combatir el crimen, si no pregúntenle a la escuela Villa Las Nieves, al Instituto Sagrada Familia, o a la Escuela Hernando de Magallanes, todas de Punta Arenas, “exitosas” experiencias en esto. Joaquín Lavín es completamente extemporáneo, no porque esté fuera de este ADN criminológico, sino porque hace tiempo que lo “in” en la política pública para producir un efecto contra la violencia escolar es, en este país, reducirla a delito, crimen, y cuestión de seguridad ciudadana.
Debe informarse que los mismos que le hacen las encuestas de victimización a Paz Ciudadana, son los que las hacen para determinar la victimización escolar al Ministerio del Interior: hablamos de una licitación de 120 millones de pesos adjudicada a Adimark.
¿Qué han descubierto las investigaciones relevantes, en el mundo de las ciencias sociales y ciencias de la educación, que se aproximan científicamente al problema?
Philippe Vienne (2009) en Bélgica, demostró que la violencia escolar no debe ser criminalizada sino tratada desde un paradigma sociológico amplio que no reduzca el fenómeno a pura delincuencia. Ron Avi Astor en Israel y Rami Benbenishty en USA (2005) demostraron que el fenómeno se explica más por todas esas variables que circundan el contexto escolar que a aquellas denominadas intraescolares. Éric Debarbieux (2008) en Francia ha insistido desde hace tiempo que las intervenciones efectivas en violencia escolar no se deben reducir a factores individuales de riesgo sino a factores sociocomunitarios de protección. Y Walter Funk hace ya varios años en Alemania, ha demostrado mediante clusters que la violencia escolar está más asociada a procesos sociales que afectan el mundo escolar que a comportamientos de mala conducta individuales de los escolares.
En Chile, estamos preocupados de lenguaje y matemáticas, porque aprender a pensar, bailar, jugar, aprender un deporte, a argumentar, a debatir, a ponerse en contacto con la naturaleza, a bailar o aprender a tocar un instrumento musical, son saberes -obvio- menos importantes, no cuentan en la PSU.
Fuente: http://www.elmostrador.cl/opinion/2010/04/22/la-violencia-escolar-huele-mal/
MOVIMIENTO REFUNDACION PDC
I)Diagnóstico del Chile actual
Nos declaramos disconformes con el modelo económico y social que predomina en nuestro país y contrarios al modelo político institucional amparado en la actual Constitución Política de Chile - herencia de la Dictadura pinochetista - que mantiene aún las leyes de quórum calificado, entre la que se cuenta la Ley Electoral, sostenedora del sistema binominal de elecciones parlamentarias.
Asumimos una postura autocrítica reconociendo nuestros errores y desaciertos, como Partido, que se manifiestan en el modelo de desarrollo vigente en Chile. Nuestro país es más consumista y materialista. Chile sólo ha cambiado en lo accesorio, con un sistema que tiende a la concentración de poder y la exclusión, principalmente emanado desde el poder económico y la injusta distribución del poder político. Ha sido nuestra la responsabilidad de tener hoy día a los jóvenes distantes de la política y una comunidad de hombres y mujeres que sienten - no sin poca razón - a su clase política distante, extraña y, en muchos casos, corrupta.
Estamos frente a una sociedad inestable, excluyente y economicista con una atomización de las decisiones, en pequeños espacios públicos y en cúpulas partidistas, lo cual constituye un obstáculo primordial en la construcción de un Chile justo y democrático. Estamos frente a un modelo político que ha promocionado el modelo neoliberal como modelo imperante de nuestra sociedad, colocando al individuo por sobre la comunidad. Los grandes desafíos son la injusta distribución de las riquezas nacionales, la falta de igualdad de oportunidades y la descomposición de la participación comunitaria en el Chile actual.
Como chilenos y como parte integrante de la Coalición gobernante de los últimos 20 años, tenemos que hacernos cargos de las consecuencias y los efectos de los dos terremotos que hemos vivido: El cataclismo del 27 de febrero y la derrota electoral frente a la derecha chilena.
Después de esos veinte años de gobiernos de la Concertación y con el actual gobierno de la derecha nos enfrentamos a un cuadro de crisis de conflictos de intereses, una crisis valórica y gran falta de credibilidad en las instituciones democráticas. Se ha impuesto un sistema social asistencialista y, la verdad de las cosas, se construye a través de los medios de comunicación afectando la construcción cultural y valórica del país.
Existe una incertidumbre social y personal y un fuerte debilitamiento de las organizaciones sociales.
El terremoto no hizo más que desnudar a un país donde siguen existiendo grandes diferencias sociales y colocando en el centro la ausencia de fraternidad social, la pregunta que se hiciese el Padre Hurtado si Chile era un país solidario es una cuestión que sigue sin respuesta. Por otro lado nos permitió confirmar el centralismo de la organización del país planteándose como unas grandes tareas pendiente la profundización de la regionalización y la modernización del Estado.
II)Rol de la política y del PDC
Concebimos a la Democracia Cristiana como una herramienta de transformación social y afirmamos nuestro compromiso para que sea un instrumento eficaz de justicia y cambio, en especial de los sectores más postergados del la nación. La política, y en especial aquella que se basa en el sustrato cristiano, tiene que ser dignificada desde la acción. Debemos escuchar las señales dadas por el pueblo chileno en la última elección.
Encontramos que el individualismo de la sociedad se impuso en la cultura interna del PDC. La sociedad chilena y las bases de la Democracia Cristiana piden un cambio de nuestras prácticas políticas, de nuestra forma de resolver los conflictos, de la manera de construir y hacer política, en especial de quienes han asumido cargos de representación parlamentaria o de conducción nacional de la Democracia Cristiana. Nos hemos vuelto un partido de familias y apellidos, de poder económico y de influencias dejando atrás la visión de comunidad que nos dejaran Frei, Leighton y Tomic.
Queremos ser claros, el Partido Demócrata Cristianos se ha desmantelado en su estructura interna, territorial y funcional, con una orgánica cada vez más débil y de menos presencia en los mundos poblacionales, sindicales, universitarios y profesionales. Estamos frente a un estado donde nuestro raigambre valórico se encuentra debilitado, falta formación de conciencia democrática y se extraña la formación doctrinaria.
Uno de los elementos centrales que nos ha afectado nuestra credibilidad política es dejar pendientes los acuerdos del V Congreso Ideológico y Programático; ejemplo de lo anterior es la ausencia de voluntades políticas para crear un sistema previsional de reparto alternativo o, a lo menos, la AFP estatal y el hecho que se mantuvo la postura a favor del lucro en la educación financiada por el Estado en la LEGE. Esto se agudiza hoy día cuando estamos frente a la inexistencia de espacios e instancias de debate que tengan como finalidad discutir la contingencia nacional y los graves momentos que hemos vivido.
Declaramos nuestra convicción de que a la Democracia Cristiana le corresponde jugar un rol protagónico como partido político opositor al gobierno de la derecha donde se debe ejercer un rol fiscalizador de las actuaciones del poder ejecutivo, una clara e irrestricta defensa de los derechos ganados por el pueblo chileno en años y años de lucha por mejorar las condiciones sociales y ser un eje central en la reconstrucción nacional.
III)Componentes para un Plan de reconstrucción nacional
Es un imperativo ético ser parte del debate y las acciones de la Reconstrucción nacional, el cual debe tener un sentido y un propósito con el Chile que queremos.
Dicho plan debiese tener como eje central la participación de las comunidades más afectadas y un claro componente de bien común por sobre los intereses económicos, debe centrarse en una perspectiva nacional con respeto por lo regional y por la participación de la sociedad civil, empresas, actores sociales y el conjunto de la comunidad. Se debe asumir el valor de la participación como un componente determinante de la reconstrucción.
En ese sentido, la Democracia Cristiana debe impulsar, promover y colaborar con acciones ciudadanas destinadas a la reconstrucción, preocupándose de que sean acciones que involucren a todas las regiones.
Un eje central de la reconstrucción debería ser el fortalecimiento de los municipios y las organizaciones sociales, principalmente las Juntas de Vecinos.
Se debe generar una institucionalidad y plan permanente de contingencia frente a cataclismos que considere la prevención, la respuesta de emergencia, la reconstrucción y la generación de un Fondo permanente para responder frente a las necesidades como consecuencias de estos fenómenos.
Bajo ningún aspecto se deben retroceder en las conquistas sociales del pueblo chileno, ni tomar medidas que afecten a la calidad de vida de sus habitantes.
El financiamiento tiene que considerar un aporte sustantivo de las grandes empresas del país, una nueva política hacia la utilización de nuestros recursos naturales, principalmente el cobre, que implique un rol más activo del Estado chileno. No se debe vender empresas del Estado para financiar el plan de reconstrucción.
Finalmente el Estado debe ser el principal gestor de la reconstrucción nacional.
IV)Cambios al interior del PDC
Reivindicamos la discusión y la discrepancia política entre los demócratas cristianos asumida en un ambiente de fraternidad partidaria.
En el PDC se da cuenta de la crisis manifestada en la nula participación de las bases demócratas cristianas en la toma de decisiones, una oligarquización del Partido nunca antes vista y una carencia de responsabilidad política de las autoridades partidarias que son calificadas como ilegitimas y antiestatutarias, en especial su Directiva y Junta Nacional.
Se plantea la necesidad de instancias de diálogo entre dirigentes políticos, las bases demócratas cristianas y la comunidad.
Abiertamente abogamos por una democratización del PDC cambiando los estatutos del partido, elecciones directas en primarias de los cargos de elección popular y potenciar las provincias y regiones.
Se debe iniciar un proceso de depuración del padrón electoral interno conforme con una definición del rol del militante. Consideramos que se debe recuperar la dignidad del militante.
Se debe construir un discurso y proyecto nacional que tenga presente las elecciones municipales del 2012.
Se deben generar condiciones para la formación doctrinaria y política, promover el debate interno, desterrar las oligarquías partidarias y retomar con fuerza los acuerdos programáticos del V Congreso Ideológico y Programático. Se debe recuperar la simbología e identidad partidaria. Reposicionar las escuelas de formación política y que se exija, efectivamente, la premilitancia de, a lo menos, un año para medir el nivel de compromiso de los futuros militantes.
La comuna tiene que ser el centro del trabajo político partidista, promoviendo la vida de las bases partidarias. La militancia en los Frentes, Departamentos o Núcleos funcionales no puede ni debe justificar la no participación en dicha estructura.
Finalmente mantenemos nuestro compromiso con la profundización democrática, la defensa permanente de los Derechos Humanos y la promoción del poder comunitario como pilares fundamentales de nuestro accionar político sustentados en los valores y principios de la Democracia Cristiana.
V)Acuerdos para un marco estratégico
Los militantes de base del Partido Demócrata Cristiano, sostenemos que se debe iniciar el proceso de conformación de un Movimiento de Refundación del PDC, que vaya definiendo participativamente instancias de debate de las bases demócratas cristianas en la construcción de una estrategia común conforme a los objetivos planteados en el presente documento. Se establecerá una coordinación del movimiento que diga relación con las diversas líneas de acción y que recoja la participación regional. Se convocará a Encuentros regionales y a un segundo Encuentro nacional donde se profundice sobre la refundación del PDC.
Se promoverá por los diversos medios y en las bases demócratas cristianas el presente documento.
Se impulsará un conjunto de medidas para la Refundación del PDC, destacándose la de promover una profunda modificación de los Estatutos, una completa revisión de los padrones de militantes, una modernización de las estructuras y comunicaciones internas y el reimpulso los acuerdo del V Congreso del PDC como una carta de navegación política.
Finalmente se plantea la renovación y refundación de la estructura partidaria bajo la premisa de más participación en la democracia cristiana para lo cual se hace imperioso llevar adelante el sistema de “un militante un voto” como forma de profundizar y ampliar los canales de participación interna y la revisión en profundidad de la actual orgánica partidaria. En tal sentido se plantea, como tarea urgente, que la nueva directiva nacional, que surja del proceso eleccionario interno, tenga como mandato central la refundación de la democracia cristiana.
Movimiento Refundación PDC
Nos declaramos disconformes con el modelo económico y social que predomina en nuestro país y contrarios al modelo político institucional amparado en la actual Constitución Política de Chile - herencia de la Dictadura pinochetista - que mantiene aún las leyes de quórum calificado, entre la que se cuenta la Ley Electoral, sostenedora del sistema binominal de elecciones parlamentarias.
Asumimos una postura autocrítica reconociendo nuestros errores y desaciertos, como Partido, que se manifiestan en el modelo de desarrollo vigente en Chile. Nuestro país es más consumista y materialista. Chile sólo ha cambiado en lo accesorio, con un sistema que tiende a la concentración de poder y la exclusión, principalmente emanado desde el poder económico y la injusta distribución del poder político. Ha sido nuestra la responsabilidad de tener hoy día a los jóvenes distantes de la política y una comunidad de hombres y mujeres que sienten - no sin poca razón - a su clase política distante, extraña y, en muchos casos, corrupta.
Estamos frente a una sociedad inestable, excluyente y economicista con una atomización de las decisiones, en pequeños espacios públicos y en cúpulas partidistas, lo cual constituye un obstáculo primordial en la construcción de un Chile justo y democrático. Estamos frente a un modelo político que ha promocionado el modelo neoliberal como modelo imperante de nuestra sociedad, colocando al individuo por sobre la comunidad. Los grandes desafíos son la injusta distribución de las riquezas nacionales, la falta de igualdad de oportunidades y la descomposición de la participación comunitaria en el Chile actual.
Como chilenos y como parte integrante de la Coalición gobernante de los últimos 20 años, tenemos que hacernos cargos de las consecuencias y los efectos de los dos terremotos que hemos vivido: El cataclismo del 27 de febrero y la derrota electoral frente a la derecha chilena.
Después de esos veinte años de gobiernos de la Concertación y con el actual gobierno de la derecha nos enfrentamos a un cuadro de crisis de conflictos de intereses, una crisis valórica y gran falta de credibilidad en las instituciones democráticas. Se ha impuesto un sistema social asistencialista y, la verdad de las cosas, se construye a través de los medios de comunicación afectando la construcción cultural y valórica del país.
Existe una incertidumbre social y personal y un fuerte debilitamiento de las organizaciones sociales.
El terremoto no hizo más que desnudar a un país donde siguen existiendo grandes diferencias sociales y colocando en el centro la ausencia de fraternidad social, la pregunta que se hiciese el Padre Hurtado si Chile era un país solidario es una cuestión que sigue sin respuesta. Por otro lado nos permitió confirmar el centralismo de la organización del país planteándose como unas grandes tareas pendiente la profundización de la regionalización y la modernización del Estado.
II)Rol de la política y del PDC
Concebimos a la Democracia Cristiana como una herramienta de transformación social y afirmamos nuestro compromiso para que sea un instrumento eficaz de justicia y cambio, en especial de los sectores más postergados del la nación. La política, y en especial aquella que se basa en el sustrato cristiano, tiene que ser dignificada desde la acción. Debemos escuchar las señales dadas por el pueblo chileno en la última elección.
Encontramos que el individualismo de la sociedad se impuso en la cultura interna del PDC. La sociedad chilena y las bases de la Democracia Cristiana piden un cambio de nuestras prácticas políticas, de nuestra forma de resolver los conflictos, de la manera de construir y hacer política, en especial de quienes han asumido cargos de representación parlamentaria o de conducción nacional de la Democracia Cristiana. Nos hemos vuelto un partido de familias y apellidos, de poder económico y de influencias dejando atrás la visión de comunidad que nos dejaran Frei, Leighton y Tomic.
Queremos ser claros, el Partido Demócrata Cristianos se ha desmantelado en su estructura interna, territorial y funcional, con una orgánica cada vez más débil y de menos presencia en los mundos poblacionales, sindicales, universitarios y profesionales. Estamos frente a un estado donde nuestro raigambre valórico se encuentra debilitado, falta formación de conciencia democrática y se extraña la formación doctrinaria.
Uno de los elementos centrales que nos ha afectado nuestra credibilidad política es dejar pendientes los acuerdos del V Congreso Ideológico y Programático; ejemplo de lo anterior es la ausencia de voluntades políticas para crear un sistema previsional de reparto alternativo o, a lo menos, la AFP estatal y el hecho que se mantuvo la postura a favor del lucro en la educación financiada por el Estado en la LEGE. Esto se agudiza hoy día cuando estamos frente a la inexistencia de espacios e instancias de debate que tengan como finalidad discutir la contingencia nacional y los graves momentos que hemos vivido.
Declaramos nuestra convicción de que a la Democracia Cristiana le corresponde jugar un rol protagónico como partido político opositor al gobierno de la derecha donde se debe ejercer un rol fiscalizador de las actuaciones del poder ejecutivo, una clara e irrestricta defensa de los derechos ganados por el pueblo chileno en años y años de lucha por mejorar las condiciones sociales y ser un eje central en la reconstrucción nacional.
III)Componentes para un Plan de reconstrucción nacional
Es un imperativo ético ser parte del debate y las acciones de la Reconstrucción nacional, el cual debe tener un sentido y un propósito con el Chile que queremos.
Dicho plan debiese tener como eje central la participación de las comunidades más afectadas y un claro componente de bien común por sobre los intereses económicos, debe centrarse en una perspectiva nacional con respeto por lo regional y por la participación de la sociedad civil, empresas, actores sociales y el conjunto de la comunidad. Se debe asumir el valor de la participación como un componente determinante de la reconstrucción.
En ese sentido, la Democracia Cristiana debe impulsar, promover y colaborar con acciones ciudadanas destinadas a la reconstrucción, preocupándose de que sean acciones que involucren a todas las regiones.
Un eje central de la reconstrucción debería ser el fortalecimiento de los municipios y las organizaciones sociales, principalmente las Juntas de Vecinos.
Se debe generar una institucionalidad y plan permanente de contingencia frente a cataclismos que considere la prevención, la respuesta de emergencia, la reconstrucción y la generación de un Fondo permanente para responder frente a las necesidades como consecuencias de estos fenómenos.
Bajo ningún aspecto se deben retroceder en las conquistas sociales del pueblo chileno, ni tomar medidas que afecten a la calidad de vida de sus habitantes.
El financiamiento tiene que considerar un aporte sustantivo de las grandes empresas del país, una nueva política hacia la utilización de nuestros recursos naturales, principalmente el cobre, que implique un rol más activo del Estado chileno. No se debe vender empresas del Estado para financiar el plan de reconstrucción.
Finalmente el Estado debe ser el principal gestor de la reconstrucción nacional.
IV)Cambios al interior del PDC
Reivindicamos la discusión y la discrepancia política entre los demócratas cristianos asumida en un ambiente de fraternidad partidaria.
En el PDC se da cuenta de la crisis manifestada en la nula participación de las bases demócratas cristianas en la toma de decisiones, una oligarquización del Partido nunca antes vista y una carencia de responsabilidad política de las autoridades partidarias que son calificadas como ilegitimas y antiestatutarias, en especial su Directiva y Junta Nacional.
Se plantea la necesidad de instancias de diálogo entre dirigentes políticos, las bases demócratas cristianas y la comunidad.
Abiertamente abogamos por una democratización del PDC cambiando los estatutos del partido, elecciones directas en primarias de los cargos de elección popular y potenciar las provincias y regiones.
Se debe iniciar un proceso de depuración del padrón electoral interno conforme con una definición del rol del militante. Consideramos que se debe recuperar la dignidad del militante.
Se debe construir un discurso y proyecto nacional que tenga presente las elecciones municipales del 2012.
Se deben generar condiciones para la formación doctrinaria y política, promover el debate interno, desterrar las oligarquías partidarias y retomar con fuerza los acuerdos programáticos del V Congreso Ideológico y Programático. Se debe recuperar la simbología e identidad partidaria. Reposicionar las escuelas de formación política y que se exija, efectivamente, la premilitancia de, a lo menos, un año para medir el nivel de compromiso de los futuros militantes.
La comuna tiene que ser el centro del trabajo político partidista, promoviendo la vida de las bases partidarias. La militancia en los Frentes, Departamentos o Núcleos funcionales no puede ni debe justificar la no participación en dicha estructura.
Finalmente mantenemos nuestro compromiso con la profundización democrática, la defensa permanente de los Derechos Humanos y la promoción del poder comunitario como pilares fundamentales de nuestro accionar político sustentados en los valores y principios de la Democracia Cristiana.
V)Acuerdos para un marco estratégico
Los militantes de base del Partido Demócrata Cristiano, sostenemos que se debe iniciar el proceso de conformación de un Movimiento de Refundación del PDC, que vaya definiendo participativamente instancias de debate de las bases demócratas cristianas en la construcción de una estrategia común conforme a los objetivos planteados en el presente documento. Se establecerá una coordinación del movimiento que diga relación con las diversas líneas de acción y que recoja la participación regional. Se convocará a Encuentros regionales y a un segundo Encuentro nacional donde se profundice sobre la refundación del PDC.
Se promoverá por los diversos medios y en las bases demócratas cristianas el presente documento.
Se impulsará un conjunto de medidas para la Refundación del PDC, destacándose la de promover una profunda modificación de los Estatutos, una completa revisión de los padrones de militantes, una modernización de las estructuras y comunicaciones internas y el reimpulso los acuerdo del V Congreso del PDC como una carta de navegación política.
Finalmente se plantea la renovación y refundación de la estructura partidaria bajo la premisa de más participación en la democracia cristiana para lo cual se hace imperioso llevar adelante el sistema de “un militante un voto” como forma de profundizar y ampliar los canales de participación interna y la revisión en profundidad de la actual orgánica partidaria. En tal sentido se plantea, como tarea urgente, que la nueva directiva nacional, que surja del proceso eleccionario interno, tenga como mandato central la refundación de la democracia cristiana.
Movimiento Refundación PDC
miércoles, 21 de abril de 2010
RADIOGRAFIA AL POSIBLE NUEVO ARZOBISPO DE SANTIAGO (Y QUE DIOS NOS PILLE CONFESADOS)
Su lema es “Remad mar adentro y echad las redes”. Así seguramente entiende su vida religiosa Juan Ignacio González Errázuriz, Obispo de San Bernardo y uno de los nombres más probables para reemplazar al actual cardenal de Santiago, Francisco Javier Errázuriz quien presentó su renuncia al Vaticano hace ya dos años atrás, y cuyo reemplazante debería ser designado por Benedicto XVI durante este año.
Es por eso que no debería extrañar lo larga de la visita realizada a nuestro país por el Cardenal Tarcisio Bertone, quien permaneció ocho días por estas tierras. Está claro que una de las tareas del cardenal “Camarlengo” fue venir a “sondear” la actual situación de la Iglesia y claro, como no, establecer las fortalezas y debilidades de los posibles sucesores del cardenal Errázuriz donde tres nombres aparecen con claridad: el de González Errázuriz; el del Arzobispo de Concepción, Ricardo Ezzati; y el del Arzobispo de Valparaíso, Monseñor Gonzalo Duarte.
En este escenario, Juan Ignacio González Errázuriz se asoma como el más probable nuevo Arzobispo de la capital del país. Su pasado, sus redes de poder al interior del la iglesia y el contexto que vive la nación son variables que indican con claridad que este hombre miembro del Opus Dei y claro continuador de las orientaciones de Oromzimbo Fuenzalida, anterior Obispo de San Bernardo y uno de las voces más conservadoras de la Iglesia católica chilena. Abogado de la Universidad Católica, doctorado en derecho canónico y con el grado de capitán en Carabineros en retiro, Monseñor González Errázuriz podría ser quien dirija la misa de acción de gracias cuando Chile este cumpliendo doscientos años de independencia. En su árbol genealógico destaca que ya su tío abuelo, Juan Ignacio González fue arzobispo de Santiago a comienzos del siglo XX, cuando Chile festejaba su centenario como país independiente.
Según María Olivia Monckeberg, González Errázuriz fue un claro partidario del General Pinochet y de la dictadura militar, estando incluso en “comisión de servicio” en el Ministerio Secretaria general de la presidencia y siendo parte del directorio del diario La Nación(1). Esto da muestras de sus claras orientaciones ideológicas y de su perfil conservador, elementos que deberán tener en cuenta los fieles de la región metropolitana si llegase a ser la voz de la Iglesia católica más importante del país.
Para tener claridad sobre sus posturas en torno a la moral y la sociedad se puede citar que en diciembre del año pasado en una publicación realizada en el diario EL Mercurio planteó su posición frente a la población homosexual indicando que “son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una complementariedad afectiva y sexual verdadera. No pueden recibir aprobación en ningún caso” estableciendo que su única forma de vivir la sexualidad es la castidad. Quizás por eso fue el episodio de despido de una profesora de religión que habiendo reconocido su condición lésbica fue impedida de seguir dictando clases en uno de los colegios dependientes del Obispado de San Bernardo.
En el libro de Melnick y Hales sobre las personas más poderosas de Chile, González se ubica en el lugar número 25 junto a Sergio Boets Matte, máxima autoridad del Opus Dei del país, por sobre personajes como Eduardo Freí, en ese momento candidato de la Concertación o los senadores Longueira y Guirardi, o el mismo Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Alejandro Goic.
De carácter fuerte y “campechano” según quienes más lo conocen, no ha tenido problemas para enfrentar a las autoridades políticas de los gobiernos de la Concertación. Recordado es por ejemplo, cuando el año 2004 califico de “demagogo” al entonces ministro secretario general de gobierno, Francisco Vidal o al establecer a través de una carta pastoral el año 2008 por quienes debían votar los católicos al enfrentar las elecciones municipales. También podemos tener claridad en torno a sus posiciones valóricas y de concepción del Estado cuando en el momento en que en el país se debatía la ley de divorcio civil González planteó que el “derecho canónico tiene preeminencia sobre el derecho civil e incluso advirtió que como en Chile había mayoría de católicos, si se aprobaba la ley de divorcio la Iglesia podía llamar a no reconocerla”(2)
De ser nombrado en tan alta envestidura, seguramente daremos paso a un proceso complejo y de mayor tensión entre el pueblo católico que cada día mira con más desconfianza a su iglesia y sus autoridades eclesiales que cada vez cuentan con menor sintonía con el mundo real y que durante estos últimos años han estado marcados por conductas pedófilas y de abusos de menores, especialmente en el mundo del Opus Dei, mundo de donde proviene Juan Ignacio González Errázuriz.
(1)http://www.lanacion.cl/p4_lanacion/antialone.html?page=http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20031011/pags/20031011191212.html
(2)Ídem
martes, 20 de abril de 2010
Movimiento por la Refundación del PDC
Con este video dimos por iniciada la jornada para la construcción del Movimiento Refundación de la Democracia Cristiana.
Gracias a cada uno y una de los asistentes, lo que venga ahora será responsabilidad de todos quienes damos vida a esta instancia.
viernes, 16 de abril de 2010
MOVIMIENTO REFUNDACION PDC: UNA OPORTUNIDAD HISTORICA
El terremoto ha cambiando nuestras vidas y la vida de nuestro país cuando se prepara para reconocer doscientos años de independencia. La derrota de la Concertación y del candidato presidencial es otro elemento clave en el actual estado de cosas. En este escenario ¿qué le puede decir nuestra colectividad a un país que necesita con urgencia respuestas y claridades?
Hagamos un poco de historia, somos un barco que nació a la vida nacional ligero de equipajes, con velas abiertas y progresistas, con un rumbo claro y decidido, con una tripulación fuerte, joven y pujante. Nuestro navegar marco la historia del país dando oportunidades a los más desposeídos, entregando oportunidades a jóvenes y mujeres, luchando con entrega y coraje durante la noche negra de la dictadura, y jugando un rol vital en la restauración democrática y de la conformación de un conglomerado de gobierno que ha dado un nuevo rostro para Chile.
Pero que al mirarnos hoy día nos vemos como una vieja estructura que no navega con un rumbo muy claro, donde sus tablas y velaje están carcomidos y los viajeros que la habitan se han ido volviendo viejos de cuerpo y principalmente de alma.
Se nos ha pasado el tiempo y con él los cambios de una sociedad que avanza producto de los avances tecnológicos y científicos, que se ha vuelto más pluralista y diversa, que se ha fragmentado e individualizado en la lógica de la economía de mercado, que se mira a sí misma como nunca se había visto y que busca urgentemente respuestas que ya no existen porque nadie las tiene.
Es cierto que somos hijos de la historia, de la de Frei Montalba, la de Tomic y la de Leigthon como tantos otros; es cierto que llevamos con orgullo lo que fue la reforma agraria y la promoción popular, es cierto que fuimos parte importante de la recuperación de la democracia tras la larga y oscura noche de la dictadura, es cierto que le hemos dado dos presidentes significativos e importantes para el país en los últimos veinte años; pero el tiempo pasa tan rápido, las cosas ocurren con una velocidad asombrosa que no podemos quedarnos sólo en la mirada atrás, sino que mas allá de que no tengamos claridad sobre el futuro debemos tantear el terreno, caminar en la incertidumbre e inventar respuestas para los tiempos de hoy con la mirada ideológica y la filosofía de siempre: la del humanismo cristiano.
Los chilenos quieren sentirse vivos, convocados, participantes, pero para eso necesitan voces que se respeten y sean respetadas, que pongan pasión en las palabras, las ideas y las acciones, que enarbolen banderas sencillas pero claras, que tengan detrás de si la honestidad, la rectitud y la humildad. Voces y miradas que sean capaces de reconocer en todos lo que habitan este país y en especial en los más pobres, al hermano que sufre y que lucha por salir adelante.
Sabemos que muchos de ellos nos miran hoy con desconfianza, merecida la tenemos. Que otros no creen en nuestro mensaje, porque a fin de cuentas es un mensaje que no convoca y que no reconoce en las grandes mayorías su inspiración, pero también sabemos que son estos mismos chilenos y chilenas los que buscan con deseo el tener una patria que les de oportunidades, que respete e involucre, que permita que los sueños, los miles de sueños afloren y se desarrollen. Una patria que construya un nuevo relato bajo las sencillas premisas de las oportunidades, la tolerancia y la inclusión.
¿Podremos aspirar a que la inspiración cristiana que nos sostiene nos permita llevar adelante una mayor y profunda justicia social, un cuestionamiento profundo a un modelo económico que se sostiene en el individualismo y en el egoísmo; a colocar en el centro del debate lo injusto de la distribución de la riqueza que es un pecado social que arrastramos por tantos años como país? ¿Podremos llevar un mensaje que vuelva a llenar de nuevo aire los pulmones de esta sociedad mostrando lo que se ha logrado en estos años pero colocando los nuevos desafíos como tareas nacionales? ¿Seremos capaces en el reconocimiento de nuestros errores y faltas, de volver a construir una relación de fidelidad y de confianza con las mujeres, los jóvenes, los viejos y los trabajadores de este país?
Creemos que sí, pero para esto se hace necesario remecer nuestras estructuras de forma profunda y valiente, sin temor a decirnos nuestras verdades a la cara y de cara al pueblo, con la humildad de reconocer los errores cometidos y de valorar lo aciertos logrados. No nos podemos permitir seguir en el actual estado de cosas, eso significará nuestro fin y el fin de una historia que ha marcado la vida nacional. Nuestra casa ya no es nuestro hogar pues se fue transformando en una casa donde algunos se han vuelto burócratas de tomo y lomo dejando tras de sí el oxígeno de ideas nuevas y refrescantes, otros hemos partido en el silencio y en los desaciertos, los propios y los de otros para mirar desde la lejanía lo que ocurre y sucede después de vivir nuestra juventud bajo el anhelo de la flecha roja, en otras piezas la gente envejeció viendo a los caudillos vender su alma al diablo mientras la convivencia, esa de la fraternidad desaparecía bajo el manto de la avaricia y el pragmatismo descarnado.
¿Seremos capaces de reconvocarnos, habrá quien grite a los cuatro vientos la necesidad de reunir a la familia disgregada, de reunir a los navegantes de este barco para mirar nuevamente las velas de la esperanza y el deseo de construir lo que alguna vez Aylwin planteo como nuestro gran sueño: la patria justa y buena para todos los chilenos? Eso queremos ser al dar inicio a un movimiento de refundación de la democracia cristiana, una voz que sumada a otras voces pueda gritar con fuerza y orgullo una vez más: Juventud chilena adelante
jueves, 8 de abril de 2010
Loco Bielsa
Me llegó este post al blog de parte del señor "Loco Bielsa"...aprovecho de colocarlo aqui a la vista de todos y todas esperando que en algún momento nuestro amigo se tome la molestía de decir sus juicios con nombre y apeliido
oy completamente de acuerdo contigo. Pero......la retórica que usas te convierte en uno de ellos nada más.
El Partido NUNCA debió usarse para consenso de Ideas, consesnso de Directivas, eleciones de Consenso. Eso fué en definitiva lo que alejó el Partido de la realidad poblacional. Dejó de ser in partido democrático y con sus consesnsos dió espacio a la Dedocracia. Tú la usastes y sacastes buen provecho de ello en Conchalí. Ahora no te repintes con un tenue barnioz de "Refundador" si ni siquiera has podido cambiar tu tan obsoleta retórica. Vamos a ver si eres tan hombre y no pusilánime para no borrar este comentario.-
oy completamente de acuerdo contigo. Pero......la retórica que usas te convierte en uno de ellos nada más.
El Partido NUNCA debió usarse para consenso de Ideas, consesnso de Directivas, eleciones de Consenso. Eso fué en definitiva lo que alejó el Partido de la realidad poblacional. Dejó de ser in partido democrático y con sus consesnsos dió espacio a la Dedocracia. Tú la usastes y sacastes buen provecho de ello en Conchalí. Ahora no te repintes con un tenue barnioz de "Refundador" si ni siquiera has podido cambiar tu tan obsoleta retórica. Vamos a ver si eres tan hombre y no pusilánime para no borrar este comentario.-
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