Es extraño por decir lo menos. En la practica discursiva de quienes hablan y construyen la política de nuestra sociedad, específicamente quienes habitan el Congreso Nacional, se aprecia una profunda e insana relación sobre sus propias discursos cotidianos y sobre aquello que dicen realizar en su labor legislativa.
Ellos viven en una clara dicotomía que queremos revelar en un tema en particular; la educación
Estamos prontos a que el Parlamento a través del Senado defina y de luz verde para la nueva Ley General de Educación, la cual ha tenido como uno de sus principales temas de discusión el concepto de educación pública. Hemos escuchado a más de algún diputado o senador esgrimir argumentos a favor o en contra de esta abstracción que pareciese no es tan fácil de definir. Sus discursos, el discurso oficial del poder se escribe con palabras como igualdad y oportunidades, aprendizajes y calidad, eficiencia y globalización, participación y transparencia.
Es en ese momento que surge una pequeña pero significativa duda, una duda que no permite vincular esos discursos públicos con los discursos privados de los legisladores, una duda que no se encuentra resuelta o que quizás avergüenza resolver. Pregúntese por favor lo siguiente, recuerde si es tan amable en este último tiempo cuantos congresales han establecido su discurso sobre la importancia de la educación pública desde la experiencia concreta que significa educar a sus propios hijos o hijas en algún liceo o escuela que pertenezca a ese segmento llamado educación pública, divague en su memoria y busque recordar a algún parlamentario señalando de su vivencia como apoderado de un colegio municipalizado de Arica o de Santiago, de Concepción o de Punta Arenas. ¿Se recuerda?
Que pasaría si preguntamos a nuestros congresales cuantos de ellos y ellas tienen a sus hijos en algún colegio o liceo municipalizado o cuantos de ellos y ellas han matriculado a alguno de sus herederos en un establecimiento educacional que se financia con aportes del Estado. Seguramente nos encontraríamos con una gran sorpresa, que todos palpamos o visualizamos con absoluta claridad.
Aventuremos una respuesta, la gran mayoría de ellos ha optado u opto por la educación privada como posibilidad de espacio educativo para sus hijos. ¿Legitimo?, claro que si, pero contradictorio por decir lo menos pues ellos definen lo público, aquello que involucra a la gran mayoría de nosotros si tener conocimiento de causa, sin contar con la experiencia vivencial que significa tener a un niño o una niña en un espacio educativo que esta en permanente crisis y cuestionamiento y que claramente como dice Giroux (1990) tiene como objetivo primordial el mantener y reproducir el actual estado de cosas en un mundo caracterizado por el mercado y el capitalismo. Mientras los hijos de nuestros honorables congresales ingresan a un mundo educativo donde se les educa para seguir perteneciendo a las elites nacionales, los parlamentarios dictan leyes educacionales que no afectarán a los suyos, pero que claramente repercutirán en nuestros hijos y nietos privándolos de acceder a esa educación, aquella que si es de calidad pero que no llega ni llegará a los nuestros.
En el discurso ellos hablan e interpelan, establecen y definen, resuelven y ratifican; pero, y este pero si que es importante, al entrar en el mundo de sus discursos privados, el de sus conversaciones cotidianas y de sus representaciones simbólicas, la educación pública entendida como aquella que radica en la esfera municipal o subvencionada no existe y no es parte de su lenguajear, pues en ese espacio el discurso educacional da cuenta de un sistema que si brinda oportunidades, donde se aprende y amplia el mundo, y donde existe la infraestructura, los recursos, la tecnología y los profesionales adecuados.
He aquí el dilema, la distancia que se instala entre el mundo de quienes hacen la política y sus leyes y de aquellos que la vivimos en carne propia cada día. Es la brecha que cada vez se hace más lejana y con nulos puntos de intersección y que nos asfixia de forma permanente haciendo cada vez más incierta una clara y digna salida a la petición de una educación pública para todos y con todos.
Nunca las segundas partes fueron mejores que las primeras...esta no es la excepción
jueves, 21 de agosto de 2008
martes, 12 de agosto de 2008
EDUCACION EMOCIONAL, EL CAMINO PENDIENTE EN LA FORMACIÓN DOCENTE
INTRODUCCIÓN
El año 1997 la UNESCO realizó un estudio comparativo entre 13 países latinoamericanos con el objetivo de conocer el estado de los procesos de aprendizaje en lenguaje y matemática en tercer y cuarto año de enseñanza básica.
Dentro de los resultados obtenidos por dicha investigación que fue coordinada por el doctor en Sociología Juan Cassasus (2003), se establece que son “los procesos al interior del aula”, los que según el estudio establecen una relación “estadísticamente significativa” al momento de desarrollar los procesos de aprendizajes.
Dentro de estos procesos el más importante es “el clima emocional que se genera en el aula” pues según el estudio: “la percepción de los alumnos en cuanto al tipo de clima emocional tiene una incidencia muy fuerte en sus resultados. El relevamiento de la dimensión del ambiente emocional percibido por los alumnos es algo cuya importancia no puede ser lo suficientemente destacada, y por ello por al menos dos razones. Una de ellas, es que esta variable por sí sola, tiene un efecto mayor de los resultados que la suma de todas las otras variables en conjunto, lo que la constituye en un factor crucial en los procesos educativos. La otra es que la dimensión emocional es algo que depende de las interrelaciones, y por lo tanto pueden ser modificadas tanto por la pedagogía como por la gestión educativa”. (Casassus, 2003)
A partir de este resultado y tendiendo en cuenta la importancia y peso del estudio presentado cabe preguntarse si las mallas curriculares de las carreras de pregrado en educación general básica se hacen cargo de estos indicadores e incluyen aspectos significativos de un proceso de formación en educación emocional que permitan preparar a los nuevos docentes para enfrentar con mayores y mejores herramientas los procesos de aprendizaje y enseñanza.
El presente ensayo para tal objetivo se divide en dos partes, por un lado busca dar cuenta de un marco conceptual y teórico que permita aproximarse a desarrollar el concepto de educación emocional y su incorporación al mundo de la formación y desarrollo docente; y en segundo lugar a partir de este marco teórico se revisará la malla currícular de la carrera de pedagogía en educación general básica en cuatro universidades, tanto del Consejo de Rectores como privadas, de la región metropolitana con el fin de establecer si se aprecia en este ámbito de formación inicial la incorporación de modalidades en educación emocional como parte de las mallas curriculares de las respectivas carreras.
EMOCIONES Y EDUCACIÓN EMOCIONAL: ¿DE QUE ESTAMOS HABLANDO?
Durante mucho tiempo, quizás demasiado, las emociones no han sido parte de la escuela ni de los procesos de aprendizaje y enseñanza. La preponderancia de nosotros como seres racionales ha dominado nuestra visión de las cosas durante quinientos años de vida occidental.
Nuestra estructura de pensamiento cartesiano nos encerró en una lógica donde sólo las ideas y la razón eran los ejes centrales desde donde podíamos construir nuestra condición de humanos, y esa misma lógica se ha asentado, promovido y desarrollado desde la escuela. Pero esta mirada o paradigma ha comenzado a ser cuestionado desde ya hace algunas décadas y con mayor fuerza en los tiempos que corren en la actualidad. Los estudios realizados desde distintas ópticas como por ejemplo los llevados a cabo por Humberto Maturana o Francisco Varela desde las ciencias cognitivas, o los nuevos aportes que ha desarrollado en neurobiología Antonio Damasio, o la nueva mirada desde la psicología que ha instalado Daniel Goleman entre otros, o los aportes que se han recogido desde el lenguaje con Rafael Echeverría nos dan pauta para darnos cuenta que hemos estado haciendo un esfuerzo serio y consistente por abrir las coordenadas de comprensión de nuestra naturaleza hacia un elemento crucial, que convive con nosotros diariamente pero del cual sabemos bastante poco: la emoción, con el fin de asumir que en nuestra naturaleza conviven tanto una dimensión física, una dimensión racional y claro una dimensión emocional que nos hacen seres completos e íntegros.
A su vez hemos comenzado a darnos cuenta de la importancia que tiene para nuestra educación formal que dentro de sus objetivos centrales recoja el desafío de formar personas equilibradas emocionalmente. Al mismo tiempo la pedagogía ha dado luces de que es necesario entender que dentro del proceso de enseñanza y de aprendizaje, parte importante de lo que ocurre en la relación docente-estudiante esta dado por un marco emocional que de ser desarrollado de forma adecuada posibilita el contar con personas que tendrán mejores y mayores oportunidades de integrarse a un mudo globalizado pero que cada día va mostrando su faceta más oscura y perjudicial con altas tasas de enfermedades mentales, con claras evidencias de violencia en los niveles familiares y con una convivencia que se va perdiendo entre el consumo y el mercado.
Pero de que hablamos cuando decimos emoción. Lo primero que deberíamos señalar es que entre los especialistas no existe un consenso sobre dicho concepto. Para algunos autores las emociones son “una energía vital”, “uno modo de relación entre lo interno y lo externo, de internalización y externalización unidos por una energía que es una disposición a actuar” (Casassus, 2006). Para otros autores como Damasio (2000) las emociones “son complejas colecciones de respuestas químicas y neurales que conforman un patrón” pues finalmente éstas “se refieren a la vida de un organismo, a su cuerpo para ser precisos, y su papel es ayudar al organismo a conservarla”. Como se puede apreciar a partir de estas dos definiciones encontramos una variedad y a su vez distancia de definiciones con respecto a lo que es una emoción. Pero a su vez, hemos establecido una claridad sustancial que nos permite seguir avanzando en unificar esta definición: sabemos que las emociones nos pasan y nos pasan en nuestro propio cuerpo y en nuestra propia biología, y que son parte fundamental para nuestro sano desarrollo.
Si en el tema de las emociones estamos en un plano de búsqueda de consensos teóricos y experimentales, en el ámbito de la educación emocional estamos a lo menos en nuestro país en un estado embrionario. Aún así a partir de la bibliografía existentes en otros países que han avanzado más que el nuestro sobre el tema podemos señalar algunas consideraciones necesarias para nuestra reflexión:
En primer lugar podemos decir que el tema de la educación emocional es un tema prioritario en la formación inicial de los docentes que vendrán pues:
Es necesario promover una formación integral de los profesores, que favorezca su crecimiento en habilidades de vida, en toma de conciencia, en nivel de madurez, en equilibrio afectivo, en capacidad para discernir y para tomar decisiones. Que favorezca la prevención del estrés, la depresión y los conflictos. Que les permita aprender a ser y a estar, para que de esta forma crezcan en inteligencia emocional, en habilidad para conducir sus propias vidas, en empatía, en capacidad relacional y de ayuda; y en comprensión de los procesos relacionales y de los fenómenos transferenciales que, inevitablemente, se producen en el aula. (Palomero, 2005)
Más aún cuando las condiciones de trabajo de muchos docentes en países como el nuestro se realizan en condiciones laborales que repercuten fuertemente tanto a través de variables que provienen del entorno como de situaciones que posibilitan la presencia de estados de salud que afectan directamente el ámbito emocional generando situaciones de estrés laboral, presencia de insomnio, situaciones de angustia y problemas importantes de concentración (UNESCO, 2006) que repercuten al momento de enseñar y de buscar aprendizajes en los educandos con los cuales trabajamos.
Es en estas condiciones que el permitir que en los niveles de pregrado de formación de docentes se desarrollen dentro del currículum procesos de educación emocional se hace de suma importancia en las actuales circunstancias. En tal sentido podríamos decir, recogiendo el aporte de Rafael Bisquerra (2005) que la educación emocional se entiende como un “proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona, con objeto de capacitarle para la vida”.
EDUCACION EMOCIONAL Y FORMACION DOCENTE. UN MUNDO POR EXPLORAR.
Si las emociones son un mundo nuevo sobre nosotros mismos que estamos recién descubriendo, más se hace necesario que nos abramos a explorar posibilidades en aquellos que tienen la responsabilidad en formar nuevas generaciones de estudiantes. Esta claro que se hace necesario contar con un proceso de alfabetización emocional para los futuros docentes que les permita contar con mayores y mejores herramientas tanto para hacerse cargo de si mismo como de los otros docentes que lo rodean y en especial de los niños y niñas con los cuales tendrá que relacionarse y formar.
En tal sentido se plantea la necesidad de contar con una asignatura o ramo de educación emocional en las mallas curriculares de formación de pregrado de docentes que tenga como objetivo por una parte la formación de competencias emocionales en el docente entre las cuales podríamos señalar:
• Capacidad de estar abierto al mundo emocional
• Capacidad de estar atento
• Capacidad de asociar emoción y pensamiento
• Capacidad de analizar la información que recogemos del mundo emocional que nos rodea
• Capacidad de regular las propias emociones
• Capacidad de modular las emociones
• Capacidad de acoger y sostener a otros que me rodean (Casassus, 2006)
A su vez se debería estructurar una malla de formación que durante dos años a lo menos desarrolle contenidos como:
• Estructura conceptual de las emociones
• Tipos de emociones que tenemos
• Teorías de las emociones existentes
• Aportes de la neurociencia al ámbito de las emociones
• Terapia y emociones
• Inteligencia emocional
• Conciencia emocional
• Regulación emocional
• Emociones y bienestar el proceso de enseñanza aprendizaje
• Aplicaciones de educación emocional en el proceso enseñanza aprendizaje (Bisquerra, 2005)
Esta claro que estamos sólo frente a una propuesta inicial e incipiente, pero al mirar cuatro mallas curriculares de la carrera de Pedagogía en Educación General Básica, es posible observar lo carenciado y necesario que se hace contar con un programa de características como las señalada.
En el primer caso de la Universidad Diego Portales existe una línea de trabajo currícular que podríamos entender que buscar tangencialmente desarrollar ciertos aspectos como los que se han indicado. Aquí encontramos asignaturas como: biología del conocer, desarrollo psicológico y educación, psicología del aprendizaje, psicología de la educación escolar, atención a niños con necesidades especiales. Ramos que se dan hasta el quinto semestre para después dar paso a aquellas asignaturas que desarrollan competencias en el marco de la investigación.
Nuestro segundo caso es el de la Universidad Central. Revisando su malla currícular encontramos en el primer y segundo año dos asignaturas dentro del plan que podríamos entenderlas como cercanas a un posible desarrollo de formación emocional en el pregrado. Estos ramos son: fundamentos psicobiológicos y neurológicos del desarrollo y del aprendizaje, y fundamentos psicobiológicos y neurológicos de la educación general básica.
En el tercer caso, la Universidad Alberto Hurtado, el plan de formación del docente incluye dos años de bachillerato, dos años de formación docente general y uno de formación especializada. Dentro de la malla currícular que se desarrolla a contar del tercer año encontramos una línea de desarrollo de asignaturas que podría sen entendida dentro de la línea de formación emocional. En este caso los ramos son: teorías del aprendizaje y ciclo vital I y II; y un ramo de necesidades educativas especiales. Cabe mencionar que dentro del plan de bachillerato se incluye un semestre para un ramo de introducción a la psicología.
El último caso que se presenta es el de la Pontificia Universidad Católica de Chile, En su malla curricular para profesores de educación general básica nos encontramos que existen los siguientes ramos que pudiésemos asociar al ámbito emocional: psicopedagogía del desarrollo, psicopedagogía del aprendizaje, teorías de la enseñanza, pedagogía para la diversidad.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Como se puede apreciar en esta básica y rustica presentación, contamos con una importante carencia en lo que respecta a formación emocional en lo que respecta a los futuros profesores y profesoras.
Cabe preguntarse si existe la voluntad de entender y asumir que esta deficiencia debe ser enfrentada y asumida si es que buscamos efectivamente buscar alternativas en el mejoramiento de los procesos de aprendizajes de los niños y niñas de nivel general básico. Y que si es asumida sólo cabe hacerlo desde una revisión profunda de los planes y programas de formación de pregrado que existen en la actualidad estableciendo una nueva carta de navegación formativa que sea capaz de una vez por todas en colocar en el mismo nivel tanto aquellos aspectos relacionados con el pensamiento racional como aquellos vinculados con la educación emocional con el fin de comenzar a ver con claridad al ser humano que formamos como un todo integrado e indisoluble. De ser así, seguramente daremos un paso significativo en la búsqueda de respuestas que nos permitan mejorar los procesos y resultados en la educación chilena, en especial en aquellos sectores más pobres y más postergados, aquellos que cada día que pasan ven y viven la educación como un tren que los va dejando cada vez más distante de la posibilidad de integrarse efectiva y afectivamente al mundo que vivimos.
MARIO PEÑAILILLO ACEVEDO
Agosto de 2008
REFERENCIA
Bisquerra, R. (2005). La educación emocional en la formación del profesorado. Recuperado en Agosto 1, 2008 de: http://www.revistaeducacion.mec.es/
Casassus, J. (2003). La escuela y la (des)igualdad. Santiago. LOM Ediciones.
Casassus, J. (2006). La educación del ser emocional. Santiago. Editorial Cuarto Propio.
Damasio, A. (2000). Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fábrica de la conciencia. Santiago. Editorial Andrés Bello.
Palomero, J. (2005). La educación emocional, una revolución pendiente .Recuperado en Agosto 1, 2008 de: http://www.revistaeducacion.mec.es/
UNESCO (2005). Condiciones de trabajo y salud docente. Estudios de casos en Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay. Recuperado en Agosto 1, 2008 de: http://www.unesco.cl/medios/biblioteca/documentos/condiciones_trabajo_salud_docente.pdf
El año 1997 la UNESCO realizó un estudio comparativo entre 13 países latinoamericanos con el objetivo de conocer el estado de los procesos de aprendizaje en lenguaje y matemática en tercer y cuarto año de enseñanza básica.
Dentro de los resultados obtenidos por dicha investigación que fue coordinada por el doctor en Sociología Juan Cassasus (2003), se establece que son “los procesos al interior del aula”, los que según el estudio establecen una relación “estadísticamente significativa” al momento de desarrollar los procesos de aprendizajes.
Dentro de estos procesos el más importante es “el clima emocional que se genera en el aula” pues según el estudio: “la percepción de los alumnos en cuanto al tipo de clima emocional tiene una incidencia muy fuerte en sus resultados. El relevamiento de la dimensión del ambiente emocional percibido por los alumnos es algo cuya importancia no puede ser lo suficientemente destacada, y por ello por al menos dos razones. Una de ellas, es que esta variable por sí sola, tiene un efecto mayor de los resultados que la suma de todas las otras variables en conjunto, lo que la constituye en un factor crucial en los procesos educativos. La otra es que la dimensión emocional es algo que depende de las interrelaciones, y por lo tanto pueden ser modificadas tanto por la pedagogía como por la gestión educativa”. (Casassus, 2003)
A partir de este resultado y tendiendo en cuenta la importancia y peso del estudio presentado cabe preguntarse si las mallas curriculares de las carreras de pregrado en educación general básica se hacen cargo de estos indicadores e incluyen aspectos significativos de un proceso de formación en educación emocional que permitan preparar a los nuevos docentes para enfrentar con mayores y mejores herramientas los procesos de aprendizaje y enseñanza.
El presente ensayo para tal objetivo se divide en dos partes, por un lado busca dar cuenta de un marco conceptual y teórico que permita aproximarse a desarrollar el concepto de educación emocional y su incorporación al mundo de la formación y desarrollo docente; y en segundo lugar a partir de este marco teórico se revisará la malla currícular de la carrera de pedagogía en educación general básica en cuatro universidades, tanto del Consejo de Rectores como privadas, de la región metropolitana con el fin de establecer si se aprecia en este ámbito de formación inicial la incorporación de modalidades en educación emocional como parte de las mallas curriculares de las respectivas carreras.
EMOCIONES Y EDUCACIÓN EMOCIONAL: ¿DE QUE ESTAMOS HABLANDO?
Durante mucho tiempo, quizás demasiado, las emociones no han sido parte de la escuela ni de los procesos de aprendizaje y enseñanza. La preponderancia de nosotros como seres racionales ha dominado nuestra visión de las cosas durante quinientos años de vida occidental.
Nuestra estructura de pensamiento cartesiano nos encerró en una lógica donde sólo las ideas y la razón eran los ejes centrales desde donde podíamos construir nuestra condición de humanos, y esa misma lógica se ha asentado, promovido y desarrollado desde la escuela. Pero esta mirada o paradigma ha comenzado a ser cuestionado desde ya hace algunas décadas y con mayor fuerza en los tiempos que corren en la actualidad. Los estudios realizados desde distintas ópticas como por ejemplo los llevados a cabo por Humberto Maturana o Francisco Varela desde las ciencias cognitivas, o los nuevos aportes que ha desarrollado en neurobiología Antonio Damasio, o la nueva mirada desde la psicología que ha instalado Daniel Goleman entre otros, o los aportes que se han recogido desde el lenguaje con Rafael Echeverría nos dan pauta para darnos cuenta que hemos estado haciendo un esfuerzo serio y consistente por abrir las coordenadas de comprensión de nuestra naturaleza hacia un elemento crucial, que convive con nosotros diariamente pero del cual sabemos bastante poco: la emoción, con el fin de asumir que en nuestra naturaleza conviven tanto una dimensión física, una dimensión racional y claro una dimensión emocional que nos hacen seres completos e íntegros.
A su vez hemos comenzado a darnos cuenta de la importancia que tiene para nuestra educación formal que dentro de sus objetivos centrales recoja el desafío de formar personas equilibradas emocionalmente. Al mismo tiempo la pedagogía ha dado luces de que es necesario entender que dentro del proceso de enseñanza y de aprendizaje, parte importante de lo que ocurre en la relación docente-estudiante esta dado por un marco emocional que de ser desarrollado de forma adecuada posibilita el contar con personas que tendrán mejores y mayores oportunidades de integrarse a un mudo globalizado pero que cada día va mostrando su faceta más oscura y perjudicial con altas tasas de enfermedades mentales, con claras evidencias de violencia en los niveles familiares y con una convivencia que se va perdiendo entre el consumo y el mercado.
Pero de que hablamos cuando decimos emoción. Lo primero que deberíamos señalar es que entre los especialistas no existe un consenso sobre dicho concepto. Para algunos autores las emociones son “una energía vital”, “uno modo de relación entre lo interno y lo externo, de internalización y externalización unidos por una energía que es una disposición a actuar” (Casassus, 2006). Para otros autores como Damasio (2000) las emociones “son complejas colecciones de respuestas químicas y neurales que conforman un patrón” pues finalmente éstas “se refieren a la vida de un organismo, a su cuerpo para ser precisos, y su papel es ayudar al organismo a conservarla”. Como se puede apreciar a partir de estas dos definiciones encontramos una variedad y a su vez distancia de definiciones con respecto a lo que es una emoción. Pero a su vez, hemos establecido una claridad sustancial que nos permite seguir avanzando en unificar esta definición: sabemos que las emociones nos pasan y nos pasan en nuestro propio cuerpo y en nuestra propia biología, y que son parte fundamental para nuestro sano desarrollo.
Si en el tema de las emociones estamos en un plano de búsqueda de consensos teóricos y experimentales, en el ámbito de la educación emocional estamos a lo menos en nuestro país en un estado embrionario. Aún así a partir de la bibliografía existentes en otros países que han avanzado más que el nuestro sobre el tema podemos señalar algunas consideraciones necesarias para nuestra reflexión:
En primer lugar podemos decir que el tema de la educación emocional es un tema prioritario en la formación inicial de los docentes que vendrán pues:
Es necesario promover una formación integral de los profesores, que favorezca su crecimiento en habilidades de vida, en toma de conciencia, en nivel de madurez, en equilibrio afectivo, en capacidad para discernir y para tomar decisiones. Que favorezca la prevención del estrés, la depresión y los conflictos. Que les permita aprender a ser y a estar, para que de esta forma crezcan en inteligencia emocional, en habilidad para conducir sus propias vidas, en empatía, en capacidad relacional y de ayuda; y en comprensión de los procesos relacionales y de los fenómenos transferenciales que, inevitablemente, se producen en el aula. (Palomero, 2005)
Más aún cuando las condiciones de trabajo de muchos docentes en países como el nuestro se realizan en condiciones laborales que repercuten fuertemente tanto a través de variables que provienen del entorno como de situaciones que posibilitan la presencia de estados de salud que afectan directamente el ámbito emocional generando situaciones de estrés laboral, presencia de insomnio, situaciones de angustia y problemas importantes de concentración (UNESCO, 2006) que repercuten al momento de enseñar y de buscar aprendizajes en los educandos con los cuales trabajamos.
Es en estas condiciones que el permitir que en los niveles de pregrado de formación de docentes se desarrollen dentro del currículum procesos de educación emocional se hace de suma importancia en las actuales circunstancias. En tal sentido podríamos decir, recogiendo el aporte de Rafael Bisquerra (2005) que la educación emocional se entiende como un “proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona, con objeto de capacitarle para la vida”.
EDUCACION EMOCIONAL Y FORMACION DOCENTE. UN MUNDO POR EXPLORAR.
Si las emociones son un mundo nuevo sobre nosotros mismos que estamos recién descubriendo, más se hace necesario que nos abramos a explorar posibilidades en aquellos que tienen la responsabilidad en formar nuevas generaciones de estudiantes. Esta claro que se hace necesario contar con un proceso de alfabetización emocional para los futuros docentes que les permita contar con mayores y mejores herramientas tanto para hacerse cargo de si mismo como de los otros docentes que lo rodean y en especial de los niños y niñas con los cuales tendrá que relacionarse y formar.
En tal sentido se plantea la necesidad de contar con una asignatura o ramo de educación emocional en las mallas curriculares de formación de pregrado de docentes que tenga como objetivo por una parte la formación de competencias emocionales en el docente entre las cuales podríamos señalar:
• Capacidad de estar abierto al mundo emocional
• Capacidad de estar atento
• Capacidad de asociar emoción y pensamiento
• Capacidad de analizar la información que recogemos del mundo emocional que nos rodea
• Capacidad de regular las propias emociones
• Capacidad de modular las emociones
• Capacidad de acoger y sostener a otros que me rodean (Casassus, 2006)
A su vez se debería estructurar una malla de formación que durante dos años a lo menos desarrolle contenidos como:
• Estructura conceptual de las emociones
• Tipos de emociones que tenemos
• Teorías de las emociones existentes
• Aportes de la neurociencia al ámbito de las emociones
• Terapia y emociones
• Inteligencia emocional
• Conciencia emocional
• Regulación emocional
• Emociones y bienestar el proceso de enseñanza aprendizaje
• Aplicaciones de educación emocional en el proceso enseñanza aprendizaje (Bisquerra, 2005)
Esta claro que estamos sólo frente a una propuesta inicial e incipiente, pero al mirar cuatro mallas curriculares de la carrera de Pedagogía en Educación General Básica, es posible observar lo carenciado y necesario que se hace contar con un programa de características como las señalada.
En el primer caso de la Universidad Diego Portales existe una línea de trabajo currícular que podríamos entender que buscar tangencialmente desarrollar ciertos aspectos como los que se han indicado. Aquí encontramos asignaturas como: biología del conocer, desarrollo psicológico y educación, psicología del aprendizaje, psicología de la educación escolar, atención a niños con necesidades especiales. Ramos que se dan hasta el quinto semestre para después dar paso a aquellas asignaturas que desarrollan competencias en el marco de la investigación.
Nuestro segundo caso es el de la Universidad Central. Revisando su malla currícular encontramos en el primer y segundo año dos asignaturas dentro del plan que podríamos entenderlas como cercanas a un posible desarrollo de formación emocional en el pregrado. Estos ramos son: fundamentos psicobiológicos y neurológicos del desarrollo y del aprendizaje, y fundamentos psicobiológicos y neurológicos de la educación general básica.
En el tercer caso, la Universidad Alberto Hurtado, el plan de formación del docente incluye dos años de bachillerato, dos años de formación docente general y uno de formación especializada. Dentro de la malla currícular que se desarrolla a contar del tercer año encontramos una línea de desarrollo de asignaturas que podría sen entendida dentro de la línea de formación emocional. En este caso los ramos son: teorías del aprendizaje y ciclo vital I y II; y un ramo de necesidades educativas especiales. Cabe mencionar que dentro del plan de bachillerato se incluye un semestre para un ramo de introducción a la psicología.
El último caso que se presenta es el de la Pontificia Universidad Católica de Chile, En su malla curricular para profesores de educación general básica nos encontramos que existen los siguientes ramos que pudiésemos asociar al ámbito emocional: psicopedagogía del desarrollo, psicopedagogía del aprendizaje, teorías de la enseñanza, pedagogía para la diversidad.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Como se puede apreciar en esta básica y rustica presentación, contamos con una importante carencia en lo que respecta a formación emocional en lo que respecta a los futuros profesores y profesoras.
Cabe preguntarse si existe la voluntad de entender y asumir que esta deficiencia debe ser enfrentada y asumida si es que buscamos efectivamente buscar alternativas en el mejoramiento de los procesos de aprendizajes de los niños y niñas de nivel general básico. Y que si es asumida sólo cabe hacerlo desde una revisión profunda de los planes y programas de formación de pregrado que existen en la actualidad estableciendo una nueva carta de navegación formativa que sea capaz de una vez por todas en colocar en el mismo nivel tanto aquellos aspectos relacionados con el pensamiento racional como aquellos vinculados con la educación emocional con el fin de comenzar a ver con claridad al ser humano que formamos como un todo integrado e indisoluble. De ser así, seguramente daremos un paso significativo en la búsqueda de respuestas que nos permitan mejorar los procesos y resultados en la educación chilena, en especial en aquellos sectores más pobres y más postergados, aquellos que cada día que pasan ven y viven la educación como un tren que los va dejando cada vez más distante de la posibilidad de integrarse efectiva y afectivamente al mundo que vivimos.
MARIO PEÑAILILLO ACEVEDO
Agosto de 2008
REFERENCIA
Bisquerra, R. (2005). La educación emocional en la formación del profesorado. Recuperado en Agosto 1, 2008 de: http://www.revistaeducacion.mec.es/
Casassus, J. (2003). La escuela y la (des)igualdad. Santiago. LOM Ediciones.
Casassus, J. (2006). La educación del ser emocional. Santiago. Editorial Cuarto Propio.
Damasio, A. (2000). Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fábrica de la conciencia. Santiago. Editorial Andrés Bello.
Palomero, J. (2005). La educación emocional, una revolución pendiente .Recuperado en Agosto 1, 2008 de: http://www.revistaeducacion.mec.es/
UNESCO (2005). Condiciones de trabajo y salud docente. Estudios de casos en Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay. Recuperado en Agosto 1, 2008 de: http://www.unesco.cl/medios/biblioteca/documentos/condiciones_trabajo_salud_docente.pdf
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