A Margarita la conozco hace tres años. Su padre fue consumidor de pasta base hasta el año pasado. Su madre se aburrió de dicha situación y buscó una nueva pareja. Ella se siente sola.
No sabe por que, pero tiene a su cargo a su hermano menor, lo levanta y lo lleva todos los días al colegio básico.
A veces llega a clases sin ánimo y sin ganas de estudiar, es entendible.
El liceo es una oportunidad para buscar amigos y cariño, para sentirse respetada y aceptada por otros iguales a ella. Pero aún así muchas veces ha llegado a mi sala con lágrimas en su rostro. Sola, triste, en silencio. Me ha contado decenas de veces sus penas y sus ganas de dejar esta existencia, pues en ella no encuentra sentido ni un camino que le haga feliz.
Entre recreos y clases he intentado decirle que ha llegado el momento de que luche por ella y por su futuro. Me mira, hace muecas, mientras siento que mis palabras no llegan a su cuerpo y menos a su corazón.
¿Qué le dirías tú? ¿Qué palabras le harías llegar a sus oídos para que nuevamente una sonrisa aflore en su rostro de niña?
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